sábado, 31 de octubre de 2009

REFLEXIONES

¿Serás tú de aquellos que no encuentran nada de qué darle gracias a Dios? ¿O serás como nosotros a los que todo nos merece nuestra gratitud al Creador? Si no eres de estos últimos, permite que te ayude un poquito.
¡GRACIAS, DIOS MÍO POR EL AGUA QUE NOS REGALAS Y QUE SIEMPRE ESTÁ AHÍ! El agua que bebemos, que absorbemos y que mantiene lindo y limpio nuestro mundo.
¡GRACIAS, DIOS MÍO POR EL AIRE QUE NOS REGALAS Y QUE SIEMPRE ESTÁ AHÍ! Si no tuviéramos el aire, ¿Cuánto tiempo crees tú que pudiéramos sobrevivir? Un segundo, dos segundos, tres …
¡GRACIAS, DIOS MÍO POR EL SOL QUE NOS REGALAS Y QUE SIEMPRE ESTÁ AHÍ! Luz y fuego de nuestra vida. Si el sol se nos apagara, de inmediato caeríamos en las tinieblas: ciegos, inermes, congelados para siempre.
¡GRACIAS, DIOS MÍO POR LA TIERRA QUE NOS REGALAS Y QUE SIEMPRE ESTÁ AHÍ! Gracias por el imán que ella ejerce en nosotros brindándonos un hogar. Gracias a ella que no nos deja salir flotando y vagando por el espacio para siempre.
¡BENDITA TIERRA!
¡BENDITO SOL!
¡BENDITO AIRE!
¡BENDITA AGUA!
Estos cuatro elementos son el origen de todo, todo lo que nos obliga a mostrar y a demostrar nuestra gratitud a Dios.
Jesús nos enseñó a dar gracias antes de pedir. Los maestros nos han enseñado que todos los cataclismos, todos los terremotos, las inundaciones, las tragedias marítimas y aéreas se deben a que esos elementos, desesperados por el desamor de los hombres, por el desprecio de los beneficios que representa el trabajo constante y eterno de estar fabricándonos agua, aire, luz y tierra y todo lo que de ellos se desprende, ya no lo soportan más y se rebelan contra esas condiciones existentes. Cada día vemos aumentar estos cataclismos. Dense cuenta que lo único que los elementos esperan de nosotros es Amor y Gratitud por su eterna labor de proveernos de agua, aire, luz y tierra. Los maestros también dicen que el camino más directo al cielo es el de la gratitud. Está claro, pues, que si diéramos gracias a los elementos, no una vez al año, sino que todos los días repitiéramos las cuatro admiraciones que te propuse al principio, nos pondríamos en paz con los elementos y, por tanto, con Dios y cesarían para siempre los cataclismos.

Reflexiones recopiladas del libro de Metafísica 4 en 1, Volumen II e interpretadas por la Profra. Elva Picazo Gutiérrez.

COMENTARIO


Ya los antiguos filósofos griegos se preocupaban por señalar cuál era el principio de todas las cosas y encontraron que para algunos era el agua; para otros, el aire; para otros, el fuego; para otros, la tierra. Inclusive, el filósofo Empédocles, para no errar, afirmó que no un elemento sino los cuatro juntos eran el arjé (principio) de todas las cosas.
Nuestros antepasados mexicas, también respetaban a los cuatro elementos. Respetémoslos nosotros ahora.

Profr. Julián Rivera López.

A PESAR DE TODO.


A PESAR DE TODO.

Si(*) la muerte llega
A mi vida un día,
Ojalá que llegue
Cuando pueda ir.
¡He gozado mucho,
He sufrido tanto,
Pero no por eso
Me quisiera ir!

(*) Si=Cuando por razón de métrica porque el que llegue la muerte no es una condición sino una realidad.
Profr. Julián Rivera López.

REFLEXIONES


“LA MUERTE, GRAN COMPAÑERA DE LA VIDA”.

Cada dos de noviembre, los mexicanos festejamos a los muertos sin embargo, a diferencia de otras naciones, el día de muertos en nuestro país, no es realmente en honor de ellos, sino que este regocijo está dedicado a los vivos.
Ese día, en las calles se percibe el aromático olor a cempazúchitl y a copal y se disfruta del azucarado pan de muerto, de los buñuelos, de los dulces elaborados a base de frutas de la temporada como tejocotes, camotes, chayotes, de la enmielada y suavecita calabaza de Castilla y de calaveras colocadas por doquier ataviadas con su típico vestido.
Estas costumbres nos permiten pensar que el mexicano no le teme a la muerte, pero no es así, todo esto es precisamente para disfrazar ese pánico que llevamos dentro.
La celebración anual del Día de Todos los Santos y del Día de los Fieles Difuntos constituye un acontecimiento de organización familiar. Según la creencia popular, el 31 de octubre: “Día de los Angelitos”, es el día en que llegan a las casas las ánimas de los niños muertos, habidos en cada familia. El primero de noviembre, por la tarde, ya se observan en pleno las ofrendas en honor de los difuntos mayores. Los altares se adornan con gran variedad de figuras elaboradas en papel de china de diversos colores, el de color morado no debe faltar, lo cual proporciona la sensación de algo festivo y alegre. Junto a estos adornos se colocan los alimentos preferidos por los difuntos mientras vivieron: mole rojo y verde, pan, frutas, tamales y bebidas como: atole, aguardiente, pulque, etc. Todo esto se coloca en ollas y cazuelas de barro nuevas, el agua se coloca en vasos. La ofrenda se completa con numerosas velas y veladoras encendidas y, desde luego con el aromático copal o incienso. La colocación de la ofrenda en honor de nuestros difuntos nos invita a reflexionar, a recordar y a elevar nuestras oraciones por el sufragio de sus almas. Así nos acercaremos más a lo que nuestros padres nos han inculcado y que forma parte de nuestra herencia cultural. Reflexiona, piensa, acércate a tus orígenes, conserva los valores culturales que nos dan imagen e identidad propias y que, por tanto, nos hacen diferentes de los demás pueblos.

Profra. Elva Picazo Gutiérrez.

jueves, 15 de octubre de 2009

REFLEXIONES

12 DE OCTUBRE.

Mucho se ha hablado acerca de lo que significa esta fecha para nosotros, los mexicanos: ¿Día del descubrimiento de América? ¿Día de la Raza? La respuesta es controversial. Lo que media esta controversia habla del encuentro de dos mundos: el mundo europeo y el mundo americano. ¿Cuál de ellos era superior al otro? Y ¿En qué aspecto? La Historia ha ido reconociendo la grandeza de los pueblos conquistados tanto militar como religiosamente por los europeos, no sólo por los españoles, sino por los portugueses, por los franceses, etc. El uso de la pólvora aunado al uso del caballo por los hombres barbados que, además utilizaban yelmos, armaduras de hierro, espadas y moscardones tomó por sorpresa a los aborígenes quienes, confundidos por sus propias profesías, pensaban en el regreso de Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl. Los conquistadores buscaron la alianza con los tlaxcaltecas y una muy buena traductora: la Malinche. Al terminárseles la pólvora, uno de ellos tuvo la osadía de escalar el Popocatépetl y, bajando al cráter, extraer azufre para elaborar pólvora. Grande fue su sorpresa al observar desde el “PASO DE CORTÉS” la esplendorosa ciudad de Tenochtítlan, construida en medio de un lago. Los conquistadores tuvieron que pasar por Amaquemecan, ciudad fundada por los Chichimecas Totolimpanecas; por Tlalmanalco; por Xalco y Ayotzinco, cruzar el lago y llegar a Tenochtitlan, gobernado por Motecuzoma al que tomaron prisionero tan pronto llegaron al palacio de Axayácatl ubicado en el lugar que actualmente ocupa el Monte de Piedad y lo mantuvieron atado a una silla con los pies clavados al suelo. Motecuzoma, al saber que los bárbaros (extranjeros) se acercaban, les ofreció grandes obsequios lo que permitió que su avaricia se acrecentara y pensaran que los presentes recibidos eran sólo una pequeña muestra de los grandes tesoros que tenía esa gran ciudad lacustre. Cuauhtemotzin sucede a Motecuzoma y todos sabemos de las torturas a que fue sometido, la más conocida es la de que le quemaron las plantas de los pies y su respuesta: ¿Acaso crees que yo estoy en un lecho de rosas? Finalmente se consumó la conquista militar, pero casi al mismo tiempo empezó la conquista espiritual que pretendía desaparecer la teogonía (origen de los dioses) y la cosmovisión de los pueblos conquistados. Fueron los franciscanos los primeros doce frailes que llegaron a México y que se establecieron en Tlalmanalco, entre ellos, Fray Martín de Valencia quien gustaba de visitar el cerro Amaqueme y hacer oración bajo una vetusta oliva. En Tlalmanalco construyeron el templo que se conserva y la famosa capilla abierta en donde se adoctrinaba a los catecúmenos utilizando representaciones teatrales de diversos pasajes de la Biblia. En Amaquemecan los franciscanos iniciaron la construcción de la parroquia de la Asunción, pero después dejaron esa tarea a los dominicos, otra orden religiosa que llegó más tarde y que sigue estando muy cerca, en Agua Viva. Así se llevó a cabo la conquista militar y espiritual de estas tierras y comenzó el saqueo de las riquezas minerales, artísticas, medicinales, alimenticias, tecnológicas, filosóficas, artesanales y científicas. Si entendemos por filosofía: la búsqueda de respuestas a preguntas interesantes acerca de Dios, el hombre, el mundo y la sociedad, bastará recordar lo que Nezahualcoyotl dice sobre la vida en este mundo: ...No por mucho tiempo aquí. Un ejemplo de alta tecnología lo fue el canal que conducía agua potable desde Xochimilco hasta Tenochtitlan. Un ejemplo de ciencia lo constituye el uso de las plantas medicinales para curar enfermedades, en la astronomía destacaron los mayas que aún ahora en esta época espacial sigue admirándonos la precisión con la que construían sus templos y pirámides que marcan con extrema exactitud los cambios de las estaciones. Entre lo más destacado de las riquezas artísticas tenemos la poesía náhuatl. Dos décadas antes de la llegada de los conquistadores a estas tierras, en Huexotzinco, ahora perteneciente al Estado de Puebla, Tecayehuatzin, señor de ese lugar, convocó a diversos poetas del mundo náhuatl para que dieran su propia interpretación acerca de lo que es el arte y la poesía, “flor y canto”. Participan: Ayocuan de Tecamachalco, Aquiauhtzin de Ayapanco, Cuauhtencoztli de Huexotzinco, Motenehuatzin, príncipe teupil, Xayacámach, Tlapalteuccitzin. Ellos dialogan, dan su propia interpretación acerca del tema siendo cada una de sus intervenciones verdaderas y profundas reflexiones de lo que es el arte y la poesía. Miguel León Portilla, gran estudioso del mundo náhuatl, discípulo de otro gran nahuatlaco: Ángel María Garibay Kintana, en su libro: “Los Antiguos Mexicanos” de la colección popular de fondo de cultura económica registra este diálogo. Por la cercanía con esta región registro la participación de Aquiahtzin, señor de Ayapanco:
Por allá he oído un canto,
Lo estoy escuchando,
Toca su flauta,
Sartal de flores, el Rey Ayocuan.
Ya te responde,
Ya te contesta,
Desde el interior de las flores
Aquiauhtzin, señor de Ayapanco.
¿Dónde vives, oh mi dios,
Dador de la vida?
Yo a ti te busco.
Algunas veces, yo poeta
Por ti estoy triste,
Aunque sólo procuro alegrarte.
Aquí donde llueven
Las blancas flores,
Las blancas flores preciosas,
En medio de la primavera,
En la casa de las pinturas,
Yo sólo procuro alegrarte.
¡Oh, vosotros que de allá de Tlaxcala,
Habéis venido a cantar, al son de brillantes timbales,
En el lugar de los atabales!
Flores fragantes:
El señor Xicotencátl de Tizatlán,
Camazochitzin, quienes se alegran con cantos y flores, aguardan la palabra del dios.

Profr. Julián Rivera López.