domingo, 30 de noviembre de 2008

REFLEXIONES 16


El pasado martes 25 de noviembre se celebró el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer lo cual me permite hacer una reflexión sobre la equidad de género que debe traducirse como igualdad entre hombres y mujeres, pero habrá que señalar que esa igualdad no es física, sino social, económica, política, religiosa, familiar, etc. La igualdad entre hombres y mujeres no es física por obvias razones, cada quien tiene funciones específicas que no es posible confundir: un hombre nunca podrá dar a luz a un bebé y una mujer nunca podrá fecundar. Podrían señalarse aquí muchas diferencias fisiológicas que saltan a la vista, pero caería en la obviedad. Voy, entonces a señalar otro tipo de igualdades que sí interesan al propósito de estas reflexiones.
Pero, ¿Porqué un hombre se atreve a defender la equidad de género? Y algunas mujeres podrán preguntarse: ¿Para qué nos defiende? Nosotras podemos defendernos solas. Me atrevo a defender la equidad de género porque nací y crecí dentro de una familia donde ha habido mujeres: mi madre y mis hermanas; porque formé una familia en donde hay mujeres: mi esposa y mis hijas y porque a mi alrededor viven o han vivido mujeres que han sufrido desigualdades. Y eso es lo que me propongo señalar aquí. A las mujeres que piensan que ellas se pueden defender solas les digo que que bueno, pero que no sólo lo digan, sino que lo hagan, ese es mi propósito.
Existen desigualdades de género en el aspecto social, porque he escuchado a esposas decirle a su marido: ¿Me das permiso de ir a visitar a mi mamá? ¿Se requiere permiso del esposo, o bastaría enterarlo del propósito que tiene de visitar a su madre? ¿Son costumbres que se han heredado de la familia y tienen que decirse porque antes la madre así lo hacía? Otra desigualdad que señalo es la de que un padre diga: a mis hijos varones sí les voy a costear sus estudios, a mis hijas, no pues ellas se van a casar, otra, a mis hijos varones sí les voy a dejar herencia, a mis hijas, no, pues a ellas les tocará lo que les hereden a sus esposos.
Existen desigualdades económicas cuando a una mujer, por el hecho de serlo, no se le remunera como al varón por realizar el mismo trabajo o no se le promueve a un puesto de mayor responsabilidad por dudar de su capacidad y, por tanto, tampoco tiene acceso a una mejoría económica.
En el aspecto político hay desigualdad de género cuando se les niega a las mujeres ocupar puestos públicos o ni siquiera se les permite inscribirse a ellos porque se considera que son los varones los más aptos para ocuparlos.
En el aspecto religioso no existe igualdad cuando las mujeres no pueden acceder a ejercer algunos cultos religiosos que son exclusivos de los varones, o cuando se les niega la realización del matrimonio por pertenecer a otra religión distinta a la del futuro esposo.
En el aspecto familiar no existe igualdad de género cuando sólo a las mujeres se exige la realización de tareas domésticas y a los hijos varones se les exime de ellas por el sólo hecho de serlo; aún existen prácticas denigrantes para las mujeres en algunos estados de nuestra República en donde se vende a las hijas para obtener beneficios económicos. En algunas partes del mundo se exige a las mujeres cubrirse el rostro para no ser vistas por los varones y todavía, más, a las mujeres que cometen adulterio se les mata apedreándolas, en cambio al adúltero no se le castiga.
Finalmente quiero señalar que en México se ha avanzado mucho, pero todavía, en la práctica queda mucho por hacer.

Profr. Julián Rivera López.

sábado, 15 de noviembre de 2008

REFLEXIONES 15

El pasado 12 de noviembre se rememoró el CCCLX aniversario del natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz, Musa Décima, Voz Viva de México, Grandeza aprisionada en cuerpo de mujer, una mujer que se adelantó a su tiempo y que como legado nos dejó su producción poética, admirada por todo el mundo. Sor Juana debe ser ejemplo a seguir por las generaciones presentes y venideras de México y del mundo y espacialmente por las de esta región en donde nació y creció.
Como persona también sobresalió mostrando su amor al conocimiento, a la lectura de los clásicos griegos, latinos e hispanos en donde abrevó su sabiduría que fue puesta a prueba por el examen que le hicieron los cuarenta sabios más destacados de su época convocados por el virrey y del que salió triunfante como un galeón real atacado por cuarenta chalupitas, según comentario del mismo virrey ya estando de regreso en España.

Profr. Julián Rivera López.