lunes, 16 de marzo de 2009

REFLEXIONES 22

EL DÍA QUE DIOS CREÓ A LAS MAMÁS.

“Cuando Dios estaba creando a las mamás, se encontraba trabajando horas extras en el sexto día de la creación. En ese momento apareció un ángel y le dijo a Dios:
.– Señor, ¿No crees que estás dándole demasiados dones a esta obra?
.– Respondió Dios: ¿Acaso no has notado todo lo que necesita? Requiere tener un regazo que consuele, poseer un beso que sane desde una pequeña tristeza hasta un desengaño amoroso, y unas manos preparadas para aliviar el dolor desde un raspón hasta una pierna rota.
.- ¿Es el modelo estándar? Preguntó el ángel.
.– Sí, dijo el Señor, tendrá además una mirada capaz de ver a través de las puertas cerradas para que cuando ella pregunte: “¿Qué están haciendo ahí, niños?”, ya sepa la respuesta; una mirada experta en leer el corazón de quienes ama, y descubrir sus necesidades, sus tristezas y alegrías. Una mirada que comunique comprensión y amor.
.– Señor, dijo el ángel gentilmente, descansa, mañana será otro día.

.– No puedo, dijo Dios, estoy tan cerca de crear algo muy parecido a Mí. Ahora mismo estoy introduciendo un dispositivo para que se autocure cuando esté enferma, para que pueda alimentar a una familia de seis con sólo medio kilo de carne, y mantenga quieto a un niño de tres años en la regadera.
.– El ángel revisó cuidadosamente el molde y le dijo: me parece muy suave, muy frágil.
.– Pero es muy fuerte, dijo el Señor, no puedes imaginar lo que esta creación es capaz de resistir. ¡Vale tanto!
.- ¿Puede pensar?, preguntó el ángel.
.– No sólo piensa, sino que es profunda, inteligente, intuitiva y sabe llegar a acuerdos sin violencia, porque conoce lo que es el verdadero amor, sostuvo el Creador.
.– Finalmente el ángel se inclinó, recorrió con su dedo la mejilla de la mujer y le informó a Dios: hay una gotera, pusiste demasiadas cosas maravillosas en esta creación.
.– No es una gotera, explicó Dios, es una lágrima.
.- ¿Para qué?, preguntó el ángel.
.– Es para manifestar alegría, tristeza, dolor, soledad; en fin, para ser capaz de externar sus emociones y compartirlas.
.– Y desde entonces, Dios puso a la mujer en el mundo.”

Recopilación de Juan Orcillez Guzmán.


REFLEXIONES 2


El famoso escritor Paulo Coelho, autor de muchos libros de éxito popular, nos refiere lo que un sabio chino escribió sobre la guerra, pero que se aplica a cualquier tarea realizada por el ser humano:

1°.– Ley de la Voluntad. Sólo debemos hacer aquello que llena nuestro corazón de entusiasmo. Si pretendemos ignorar esto, si retrasamos el momento de vivir lo que soñamos, perderemos la energía necesaria para cualquier transformación importante en nuestras vidas. Alguien ya dijo una vez: “No conozco el secreto del éxito, pero el secreto del fracaso es procurar seguir siempre la voluntad de los otros.”

2°.– Ley de las Estaciones. De la misma manera que una guerra trabada en invierno exige un comportamiento y un equipamiento diferentes a los de una guerra que tenga lugar en verano, el ser humano debe aprender a respetar sus propias estaciones, no intentando actuar en el momento en que hay que esperar; y no intentando esperar en el momento en que hay que actuar.

3°.– Ley de Geografía. Una batalla en un desfiladero es diferente a la que se traba a campo abierto: tanto en uno como en otro caso, sólo consigue condiciones favorables aquel que está atento a lo que sucede a su alrededor, al espacio que está ocupando, a lo que tiene que hacer para avanzar, al lugar donde podría quedar acorralado, y a las vías para escapar, en el caso de que necesitara retroceder un poco.

4°.– Ley de los aliados. Nadie consigue luchar en solitario. Hacen falta amigos que den fuerza cuando la necesitamos, gentes que nos aconsejen sin miedo a lo que vamos a pensar.

5°.– Ley de la creatividad. Sólo existe una manera de entender las cosas cuando intentamos cambiarlas. No siempre lo conseguimos, pero acabamos aprendiendo, porque buscamos un camino aún no recorrido. El problema es que todos temen los bosques vírgenes, los mares nunca navegados, ya que lo desconocido da la sensación de que nos podemos perder. Pero nadie se pierde: porque la mano de Dios misericordioso siempre está sobre la cabeza de los hombres y las mujeres con valor, que se atreven a ser diferentes porque creen en sus sueños.”

Juan Orcillez Guzmán.

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