sábado, 31 de enero de 2009

REFLEXIONES 19

Coincidiendo con el VI Encuentro Mundial de las Familias, me permito seguir reflexionando sobre ellas.
La familia es la célula primordial de toda sociedad, constando este núcleo de papá, mamá e hijos. Los tíos, abuelos, etc. integran otros grupos familiares. Su propósito fundamental es lograr el bienestar común de todos y cada uno de sus integrantes, siendo éstos iguales en dignidad y teniendo cada uno derechos, obligaciones y responsabilidades.
En la escuela se imparten conocimientos acerca de las ciencias y las técnicas. La familia es el lugar apropiado para la educación de los hijos, pues en ella se inculcan valores o se da mal ejemplo. Se entiende por educar, como lo menciona Herbert Spencer: “formar a las personas para que sean útiles a sí mismas y a la sociedad”. La educación moral y espiritual a nadie se delega, ni es transferible, ni es renunciable. El propósito de los hijos no es complacer o dar honor y gloria a sus padres, es capacitarse para ser útiles.
Nuestra sociedad está desquiciada, precisamente por falta de valores, pues hay robos, violaciones, secuestros, asesinatos, impunidad, corrupción. ¿De dónde vendrán esos rateros, asesinos, violadores, secuestradores y corruptos? De una familia infeliz, disfuncional donde hay violencia, insultos, mal ejemplo, pésima educación, falta de respeto, odio. ¿De dónde vienen los hijos exitosos, los triunfadores? De una familia feliz, unida donde hay educación, buen ejemplo, ayuda, entusiasmo, proyectos y, sobre todo, amor.


¿Qué clase de hijo deseas tener: un triunfador o un fracasado? Brevemente anoto algunas diferencias entre uno y otro:
Triunfador Fracasado
Es parte de la respuesta. Siempre es el problema
Dice: “puedo hacerlo”. Dice: “no es mi asunto”
Tiene un plan, un proyecto. Tiene excusas.
Acumula sabiduría. Acumula estupidez
Analiza sus errores. Busca al culpable.
Tiene actitud positiva. Es negativo.
“Educad al niño y nunca será castigado como hombre”.
Sugiero que cada familia tenga DECAF (no es café descafeinado), colocando las letras verticalmente:
Disciplina: en todo hogar deben existir normas, de otra manera habrá caos e ingobernabilidad. Para que las normas se cumplan deben ser: a) discutidas, negociadas y aprobadas por todos los integrantes y b) deben ser iguales, no discriminatorias.
Ejemplo: en casa y fuera de ella; de respeto, responsabilidad, responsabilidad, trabajo, superación, actitud positiva, productividad. La misión de los padres no es levantar la cosecha, es sembrar.
Comunicación: permanente y profunda para conocer avances, inquietudes, problemas, soluciones, metas, anhelos, amistades, amores, penas, dolores, problemas sociales.
Amor: la necesidad básica de cualquier ser humano es sentir afecto. Muéstrales tu amor, tu cariño, tu afecto: abrázalos, bésalos (no por esto dejan de ser hombres), diles que los amas, que son una bendición, y ámalos aún con sus errores y carencias.
Fe: confía en ellos, que sean independientes, bríndales oportunidades, encárgales asuntos, que no tengan miedo; que se enfrenten a las dificultades, a los riesgos, a los retos, permite que se equivoquen. Sobre todo, respeta su libertad, su intimidad, sus decisiones , sus ideas, sus amistades, su poder de elegir. Ellos tienen el derecho de elegir libremente: amistades, noviazgo, profesión, metas.
Martin Luther King dijo: “No me asusta la maldad de los malos, me aterra la indiferencia de los buenos”.
¿Quieres tener hijos triunfadores o fracasados? Decídete ya.

Autor: Profr. Juan Orcillez Guzmán.

ALGO MÁS SOBRE LA FAMILIA
Dijimos anteriormente que la familia es la célula primordial de la sociedad esto porque la sociedad es un conjunto de familias que se integran en un lugar determinado, el hogar. En el núcleo de cada célula están y sólo deben estar: papá, mamá y los hijos; todos los demás (tíos, abuelos, suegros, etc.) son otras células que se relacionan entre sí.
El matrimonio es la unión de un hombre con una mujer que se aman, formando una pareja; y como pareja deben “jalar parejo”. Así que no es válido el dicho de que: “atrás de un gran hombre hay una gran mujer”. No, debe ser: “al lado de un gran hombre hay una gran mujer”. El matrimonio está ordenado para el bien de los esposos, para la procreación de los hijos y para la educación de ellos.
En una familia el propósito fundamental es lograr “un bienestar común”, es decir, que todos sus miembros están bien. Este bienestar es una consecuencia de la unidad y armonía familiar, en donde todos vemos por todos y todos necesitamos de todos. La unión establece relaciones personales, implica responsabilidades, se contraen deberes y se tienen derechos. Cada integrante de la familia tiene el derecho a participar en las decisiones familiares, debiendo involucrarse y comprometerse. En una familia no se excluye a ningún miembro, todos tienen el derecho a pertenecer a ella y son iguales en dignidad como seres humanos; por lo que debe existir mutuo respeto.
Ninguna ley ordena a los padres a heredar fortunas, propiedades o autos. En cambio, la responsabilidad de los padres es proporcionar casa, vestido, sustento, educación y formación moral y espiritual, a su alcance y posibilidades. La familia es el lugar apropiado para la educación de los hijos: ahí o se fincan virtudes o se da mal ejemplo. Esta formación moral y espiritual no se delega a otros. En las escuelas se transmiten conocimientos, ciencias, técnicas; la educación moral y buenos principios se enseñan en casa.
Todos los miembros de una familia se deben tener confianza entre sí. Nuestros hijos deben tener fe en Dios, en la Patria, en los padres, en los maestros; pero, primordialmente, fe en ellos mismos: en sus potenciales, en sus capacidades, en sus habilidades, en sus conocimientos. Es increíble: le tenemos fe a un número de lotería, le apostamos miles de pesos a las patas de un caballo o a los espolones de un gallo y, sin embargo, le tenemos miedo a apostarles a nuestros hijos, porque no creemos en ellos. “A tus hijos fíncales hondos principios morales y después, déjalos volar”. Al confiar en nuestros hijos , les estamos brindando la oportunidad para que sean responsables de sí mismos y de sus actos , conforme a las normas sociales y acordes a los principios inculcados en la familia, confiamos en que se irán desligando para no ser personas dependientes y que sabrán resolver sus propios problemas. Les enseñaremos a soñar (capacidad exclusiva del ser humano) con los pies en la tierra; que sus sueños sean grandes, que sus metas sean altas, que nunca se conformen con lo menos, con el menor esfuerzo. Al ser factibles sus sueños, se les debe alentar, impulsar, motivar: que lo intenten todo, sin olvidar que los hijos, a su mayoría de edad, tienen el derecho y el deber de elegir su profesión y su estado de vida.

Autor: Profr. Juan Orcillez Guzmán.

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